Llega Abril y el ritual de cada año, comienza. Los sentidos se activan en el recinto ferial. Los luminosos colores resplandecen a la luz del sol, el cante y el baile por sevillanas, los intensos olores a comida, a caballo...el placer del gusto...
... Y como siempre también, el maravilloso paseo de caballos...
El tiempo transcurría rápidamente y casi sin darme cuenta, escuché a la banda tocar a la salida del paso de la Virgen. Quería hacer el recorrido de la Virgen, hasta que los costaleros hicieran el relevo. No fue fácil estar en ese lugar cercano al paso, pero conseguí realizar este vídeo, que siempre me recordará esa tarde de miércoles santo. Muchas emociones con la saeta, la petalada, etc Dar las gracias, como siempre, a todos aquellos que me facilitaron el poder estar ahí.
Hacía ya algunos años que no iba a ver esta Cofradía. Me animé a salir de casa, bajo un sol de justicia y encaminar mis pasos hasta la Calle Adriano. Llegué pronto. Aún había muy poca gente. El goteo incesante de nazarenos, me hacía mirar hacia un lado y otro.
Su mirada, su sonrisa y unas breves palabras, captaron toda mi atención. Estaba de pie a mi izquierda. A mi misma altura. Yo estaba sentada en esa cómoda sillita que ya se ha hecho inseparable, cuando tengo que mitigar la larga espera. Tal vez por eso, nuestras miradas coincidieron. La hermosa y coqueta chica de ojos verdes, de seis años de edad, se convirtió en un torrente de amabilidad y simpatía, que hizo que el tiempo volara. Su hermana pequeña y su madre, formaron parte de mis vivencias de esa tarde, con El Baratillo.
Continué en el mismo sitio. Aún sonaban los bellísimos acordes que le tocaban a la Virgen del Rosario Doloroso de la Hermandad San Pablo, cuando ya pasaba frente a mi la Cruz de Guía de la Hermandad el Beso de Judas. Maravillosa tarde la del Lunes Santo en Sevilla.