Hacía tres años que no hacían su estación de penitencia por el mal tiempo, tal vez por eso, el hermoso sol de la tarde, hacía resplandecer el dorado paso, de una forma tan especial. A mi lado, una adorable niña de tres años que seguro, era la primera vez que veía a su Hermandad en la calle y en este lugar tan especial. Ella, con su manita extendida, pedía caramelos y su padre, que tan amablemente me dejó colocarme entre ellos para poder hoy, haceros vivir conmigo estos minutitos de la Semana Santa en Sevilla, sin parar de mirarla. Cuando el paso de acercaba, la cogió con mimo entre sus brazos y ella abrió sus bellos ojos y no dejó de mirarlo hasta que se alejó.
jueves, 17 de abril de 2014
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