lunes, 4 de julio de 2016

FLOR DE UNA MADRUGADA. CACTUS CEREUS

...la bella Flor de una madrugada...


Había visto ese enorme cactus, en el jardín de la casa de mi querida amiga. Me gustaba ponerme debajo de él  y mirar el cielo a través de sus largos brazos. Muchas veces me preguntaba ¿cómo serían sus raíces? y ¿su equilibrio? Me sorprendía. Soportaba los recios vientos del invierno y los cuarenta grados del verano. Me planteé muchas interrogantes, pero nunca  pensé que floreciera.

Una maravillosa madrugada de verano, el seis de julio de 2014 a las 22:54 y por casualidad, me quedé muy sorprendida. A la luz de la farola de la calle, unas hermosísimas flores, resplandecían de belleza. Las miraba una a una y descubría su esplendor. Estaba fascinada. Esa noche, mi amiga cogió una linterna y disfruté muchísimo inmortalizando tanta belleza. Ella me contó, que esas flores sólo se abren de noche y que dura sólo esa noche. En pocas horas, de la misma forma que se van abriendo, se van cerrando. A la luz de la mañana , están prácticamente cerrada y empieza su declive.


           



Tanto disfruté esa madrugada que jamás la olvidé.

En más de una ocasión lo comenté con mi amiga. Y un buen día,  su marido me sorprendió con los dos trozos de cactus que traía para plantarlo en mi jardín. Había cortado uno de los enormes brazos de su cactus. Hizo una pequeña zanja y quedó plantado. Desde ese día, cada vez salía al jardín, lo miraba. Me gustaba imaginar sus flores y esa especie de magia que tanto recordaba. 

No recuerdo exactamente cuando fue, pero un buen día mi cactus empezó a brotar. En la parte superior comenzaba la vida. No crecía mucho, pero era lo suficiente como para tener la certeza, de que sus raíces le aportaban vida y que mi jardín le había gustado.


Y seguí observándolo cada día.

Al poco tiempo, unos pequeños brotes empezaron a salir. Pero cuál fue mi sorpresa al comprobar que eran las maravillosas flores. Seguí entusiasmada su rápido crecimiento. Una noche salté de alegría al ver abrirse la primera flor. Era la madrugada del 29 de mayo de 2015 a las 23:12. La emoción de la primera vez, nuevamente me atrapaba. Y la fotografié a la luz de la linterna. 


Mi primera flor de una madrugada.


Los días siguientes fueron increíbles. Esperaba impaciente que empezara a atardecer y llegara la oscuridad de la noche, para ver cuántas flores se abrían. Siempre me sorprendía. No me cansada de fotografiarlas, moviendo mi pequeña linterna, de un lado a otro. Una madrugada invité a otra de mis amigas a contemplarlas y disfrutamos juntas de tanta belleza. 






Luego, a los pocos días y después de tanto observarlas, ya sabía perfectamente cuál y cuántas abrirían cada noche. También pude observar lo que ocurría una vez que se cerraban y como se iban secando, perdiendo su color, hasta convertirse en una especie de gruesa cuerda negra algo retorcida.
       
A lo largo de ese verano, volvió a florecer en otra ocasión que también seguí noche a noche.  Luego... pocos cambios. 


Y llegó el mes de junio de este año 2016. 

El hermoso y enorme cactus de mi amiga, ya hacía noches que lucía pletórico con sus flores abiertas. El mio no mostraba ni un sólo síntoma de cambio. Yo seguí mirándolo cada día. La recompensa estaba a punto de llegar. El 13 de junio de 2016,  lo tuve claro. Lo que mis ojos contemplaban eran ya los brotes de las flores. Me sorprendí con la misma impaciencia y alegría de años anteriores. 



En la madrugada del día  21 de junio de 2016 a las 23,19, nuevamente  cuatro hermosas flores se abrieron a la vida. Este año he descubierto que los murciélagos de mi jardín, vuelan mucho a esas horas, muy cerca de las flores abiertas.


                           


A la mañana siguiente seguí observando como las cuatro flores, ya estaban casi cerradas. Ellas,  ya habían tenido su madrugada. La siguiente noche florecieron dos. 

 

Noche tras noche, han seguido floreciendo unas y marchitándose otras. El ciclo de esta primera floración se ha cerrado hoy 4 de julio 2016. 






Ella ha sido la última flor que se abrió en la madrugada.


Tanta belleza efímera, a día de hoy, me cuesta entender: sólo florece en los meses de verano. Las flores, cuando están en el tamaño exacto, permanecen cerradas por el día. Cuando empieza a caer la tarde, lentamente, en una especie de maravilloso baile, van entreabriendo sus pétalos y dejando ver su interior. Cuando se hace de noche, la explosión de color me atrapa. Luego el declive. 

Buscando información sobre este maravilloso cactus aprendí que:


"Sólo se abren de noche porque es un cactus que tiene un tallo floral muy largo, es decir, que de la corola a la base de la flor existe una distancia larga, por lo que el pistilo se encuentra hasta abajo y solo puede ser fecundado por animales nocturnos voladores con una lengua muy larga para que alcancen a tomar su miel; usualmente es fecundado por mariposas nocturnas, polillas o murciélagos".





Ahora me toca seguir esperando...

0 comentarios:

Publicar un comentario