Había sido una larga mañana. Por fin ya estaba en Galle y en este bello restaurante con vistas al mar. Hacía calor, estaba sedienta y se acercaba la hora de ver si ese día, podría comer o no. La comida en este país, como en todos, siempre es un problema para mi: picante, salada... Pero esta vez, me iban a hacer un filete de pollo a la plancha, sin que la carne de pollo estuviera previamente macerada, como suele ser lo habitual. Mientras esperaba para comer, un simpático camarero me hizo una bella flor con la servilleta. Enseguida me dí cuenta de su arte. Le pedí que hiciera algunas figuras más y que me dejara grabarlo, para sorprender a mis invitados. Él accedió encantado entre risas y bromas. A partir de ver este vídeo, muchos de vosotros, mis amigos, ya no os sorprenderéis, pero creo que merece la pena compartirlo!!!
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