...toda una apasionada de la vida...con su entrañable pañuelo, volvía de las tareas del campo...su cara contaba la gran historia de su recorrido vital...sin prisas, se paró a compartir miradas y sonrisas...la barrera del lenguaje nos impedía entender nuestras palabras...pero aún así, nos hablábamos...su sonora voz, aún retumba en mis oidos... al despedirme...todo un detalle...escribío su nombre y dirección en mi cuaderno...
martes, 4 de enero de 2011
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