...la tarde anterior había llegado a Luang Prabang...jamás me gusta madrugar, pero esa noche, casi no dormí...eran las 5 de la mañana cuando salía del hotel y me dirigía hacia las calles por las que los monjes hacían cada mañana, la petición de alimentos...la fe mueve a una multitud de personas, a situarse sobre las aceras y esperar a que pasen los monjes, enfundados en sus túnicas naranjas, para darle arroz, fruta...Yo también les pude ofrecer algunos alimentos
jueves, 25 de agosto de 2011
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