...llegué a primera hora de la mañana, cuando los cálidos rayos del sol iluminaban las vetustas piedras de las construcciones...pasear por este bello enclave sirio, me hacía imaginar miles de situaciones del pasado...las pinturas de algunas de las paredes, se conservaban muy bien, mientras que en otros lugares, el paso del tiempo les daba un aire de misterio...
BOSRA es una ciudad del sur de Siria, capital de la fértil región de Hauran, situada a 150 kilómetros de Damasco, sobre una meseta basáltica. Las rocas negras, empleadas en la construcción desde hace siglos, confieren a toda la región una gran originalidad. Además, la resistencia del basalto ha mantenido los monumentos en un estado de conservación admirable.
Antigua capital de la provincia romana de Arabia e importante etapa en la antigua ruta caravanera de La Meca, Bosra conserva, encerrados en sus gruesas murallas, un magnífico teatro romano del siglo II, ruinas nabateas, romanas y bizantinas y varias mezquitas. Su ciudad antigua ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.
La ciudad moderna se ha desarrollado sobre los restos de la ciudad antigua, prácticamente despoblada hacia finales del siglo XIX, por lo que ambas sólo tienen en común el nombre y las piedras de construcción. Pero el fantasma de la gran ciudad antigua planea sobre las casas bajas, muy encerradas hacia el interior, sobre las mezquitas, los minaretes, las puertas, los restos de viejas casas e iglesias. En los callejones estrechos y sinuosos, columnas antiguas se alzan en los lugares más imprevistos; y en el centro se alza la enorme y severa ciudadela árabe, construida alrededor del elegante teatro romano.
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