Esta bella estampa llena de luz y color atrapaba mis pupilas a las 5,24 de la tarde del sábado 26 de Enero de 2013. El Simpecado de la Hermandad de Triana llegaba a Almonte tras nueve horas de camino, desde El Rocío.Una gran multitud de devotos, a pie y a caballo lo acompañaba.
La cálida luz de la tarde nos envolvía y poco a poco, proyectaba bellas sombras sobre la blanca fachada de la iglesia de mi pueblo. El tiempo corría despacio. La multitud de peregrinos llenó completamente las calles aledañas, en una marea humana difícil de calcular. Sonaron las campanadas de las seis y luego la de las siete. El Simpecado no llegaba. El cansancio hacía mella entre los que estábamos esperando el momento cumbre de la Peregrinación.
Cuando la primera luz de la carreta hizo su aparición en la explanada de la Plaza, el murmullo y la emoción nos inundó. La tarde había dado paso a la noche. Eran exactamente las 7,15 de la tarde, cuando la carreta dio sus últimos pasos para quedar frente a la Virgen del Rocío. El momento mas emotivo atrapaba el corazón de todos los que teníamos la suerte de estar allí. Los rezos y las salves dejaban paso a los emocionados vivas y las palmas.
Un día tan especial que jamás podrán olvidar la Hermandad de Triana. Su peregrinación extraordinaria desde El Rocío hasta la Iglesia de Almonte, en la Candelaria de 2013, fue un hecho histórico. Recorrieron el Camino de la Virgen para conmemorar los 200 años de vida de la Hermandad.
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