Han pasado casi veinticuatro horas y aún permanece su color y su brillo en mis pupilas. Me gusta la luna llena. Me gusta tanto que, suelo sentarme en mi jardín y tomar un poco de su mágica luz, mientras la fotografío.
Anoche, presentía que podía ser una noche muy especial. Acompañada de mis grandes amigos, llegamos a unos arrozales en Puebla. El atardecer era fantástico. Ni los millones de mosquitos que revoloteaban entre nosotros me perturbaba. Eran exactamente las 21,53 del día 23-6-13, cuando el astro rey se ocultaba, dejando unos colores indescriptibles en el horizonte.
Esperábamos impacientes su salida. No sabíamos ni a qué hora, ni porqué lugar. De repente, quedamos con la boca abierta. Ella empezaba tímidamente a mostrarse. A las 22,06 estaba así de radiante.
Yo no podía apartar mi mirada y mi objetivo de ella. Los minutos volaban, mientras ascendía suavemente. Su brillo reflejado en las aguas del arrozal, era hipnótico. Así de espléndida estaba a las 22,14.
Y como resistirme a tomar algunas fotos mas con su típico brillo. A las 23,58 quedó atrapada en mi cámara y ahora en vuestras miradas.
¡¡¡La magia de San Juan y esa luna, una maravillosa postal que me ha hecho intensamente feliz!!!!
1 comentarios:
Preciosas fotos y palabras que transmiten sensaciones.Un saludo.Helen.
Publicar un comentario