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Empecé a recorrer la increíble muralla que rodea a la ciudad, bajo un sol de justicia, aunque era aún temprano. El calor era tan intenso, que ni el sombrero que llevaba, parecía proteger mi cabeza. Y como diría mi querida amiga Asun "sí que haría calor para tú sentirlo". Lo cierto es que en seguida, el calor dejó de ser protagonista para dejar paso a las vistas que sobre la ciudad y el mar me ofrecía el recorrido por la muralla. Intensas tonalidades cálidas en los tejados y los distintos matices azules y verdes del mar. Toda una experiencia que os recomiendo.
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