Crónica 6. La catedral de Múnich.
La mañana continuaba plena de sorpresas. Entré en una tienda de relojes de cuco. Los primeros que veía en tierras alemanas. Me sorprendió muchísimo la variedad de los tamaños, los detalles, la originalidad de algunos diseños y por supuesto también, los precios. Pasear entre ellos, me gustaba. Por un momento me gustó mirarlos con los ojos de niña. Su característico sonido, me hacía imaginar historias de la infancia.
Había llegado la hora de almorzar. Qué mejor sitio para hacerlo, que en la terraza de este típico restaurante. Me sorprendió muchísimo la edad de algunas de sus camareras. No imaginaba que en Alemania a esa edad, aún estuvieran trabajando. Todos los trabajadores iban vestidos con típicos trajes. La mayor sorpresa la tuve en el interior del local, al ver todo lo relacionado con la cerveza.
La comida llegó a su fin. Mi siguiente destino era la Catedral de Múnich que está situada en el centro de la ciudad. Sus altas torres se ven desde cualquier punto de la ciudad. En su interior pude disfrutar de su cripta y el Mausoleo del emperador Luis IV de Baviera.
Al salir, me sorprendió la lluvia. Me tocó entonces, abrir mi paraguas violeta y caminar escuchando el sonido que hacían las gotas de lluvia, al caer en mi paraguas. El cielo estaba plomizo y hacía frío, pero nada iba a enturbiar mi tarde muniquesa. El glamour y la moda, llegaron de la mano de Karl Lagerfeld y de las exclusivas tiendas de moda.
...CONTINUARÁ...
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