Desde Gildetun a Sokjosen #Crónica 20.
El descanso en Gildetun, ese maravilloso lugar y el rico chocolate, habían reanimado mis ganas de continuar. La carretera con poco tráfico, como ya era habitual. Y los paisajes nevados bajo ese intrigante cielo gris, encantadores. El sol juguetón jugaba a burlar a las nubes y se filtraba entre ellas, dejando bellísimas estampas.
Unos kilómetros después, una inesperada sorpresa acaparó mi atención. Los tonos del cielo cambiaron y el agua del mar se volvió de un color turquesa, que parecía una pintura. Nuevamente, el verde de la vegetación y el omnipresente color rojo de las casas de maderas, completaban la bella postal.
Kilómetro a kilómetro no dejaba de empaparme de esos cambios en el paisaje. Nuevamente las montañas con sus cascadas bajando por las laderas, con una intensidad apasionante. El cielo se cubría de densas nubes y las montañas aparecían en un contraluz fantasmagórico.
La claridad solar abriéndose paso como podía.Y nuevamente, me atrapaba el paisaje. No podía dejar de sentir la paz a cada mirada y a cada metro que recorría.
...CONTINUARÁ...
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