viernes, 19 de agosto de 2016

#CRÓNICA 34 #HENNIGSVAER #ISLASLOFOTEN

#Crónica 34. #Hennigsvaer.



Recorrer estas Islas, atravesando los hermosos puentes que las conectan, hasta llegar a este maravilloso pueblo de pescadores, había sido muy emocionante. 

Las Islas Lofoten forman un archipiélago que está situado en la provincia de Nordland en Noruenga, por encima del Círculo Polar Ártico. El nombre de Lofoten procede de "LO" que significa LINCE y de "FOTEN" que significa PIE.. 

La cadena de islas con sus picos puntiagudos parecen pies de lince desde tierra firme. Otro nombre que recibe es Lofotveggen, «el muro de las Lofoten». El archipiélago parece un muro cerrado cuando se observa desde lugares elevados cerca de BODO, con 100 km de longitud, y entre 800-1000 m. de altura. 

Lofoten se sitúa entre los paralelos 67 y 68 de latitud norte. Son islas conocidas por su gran belleza natural. 




Recorrer las calles y cada rincón de Hennigsvaer, fue un auténtico placer. Mi caminar era lento. Disfrutaba con la naturaleza del lugar y con los hermosísimos rincones y coloridos detalles, que encontraba a cada paso. Infinidad de imágenes las captadas por mi cámara. Me gustaba todo: el color de sus puertas, ventanas, bancos, las flores, la arquitectura de sus casas...












Descubrí un hermoso taller de soplado de vidrio con creativos objetos que me quedé con ganas de comprar. Pero, a los ya carísimos precios de Noruega, se unía el precio del arte. Me conformé con contemplar cómo trabajaban y en recorrer la zona de tienda con todos esos hermosos cristales de colores.




Su puerto que en invierno está repleto de barcos y de vida, en esta época del año, permanece muy tranquilo. Pocos barcos y algunas artes de pesca, me hacen imaginar estampas de invierno y frío, en estas heladas aguas. Al cerrar mis ojos, fui capaz de escuchar el sonido de la naturaleza y el de la brisa  entre los barcos. 








El tiempo como siempre, pasó tan rápidamente, que cuando quise darme cuenta, ya era la hora de partir rumbo a Svolvaer. Pero antes de marcharme, una última mirada a este entorno fascinante, que tanta energía y felicidad me estaba aportando. Sus bicicletas, sus casas, su puerto... siempre lo recordaré.




...CONTINUARÁ...

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