CRÓNICA 0.
Un año más continué mi tradición de preparar el viaje del verano con tiempo. Y ya en el mes de marzo, habíamos decidido mis amigas/os Estela, Rosi, Sergi y yo, disfrutar de un viaje a Nicaragua. Cerramos el viaje, los billetes de AVE ida y vuelta a Madrid, me compré la guía...
Estábamos muy ilusionados de poder volver a viajar juntos y recorrer Nicaragua, en un viaje muy parecido al que disfrutamos cuando fuimos a Guatemala.
Pronto empezaron a aparecer en el horizonte nubarrones negros. El país se estaba inestabilizando y a lo largo de los meses se incrementaba la tensión. Hemos sufrido mucho con esa situación. Deseábamos que se fuera solucionando todo. Pero no fue así.
A primeros de julio, la agencia suspendió el viaje. Nuestro destino cancelado y en esas fechas veraniegas, estábamos sin viaje, después de tenerlo todo planificado.
No era la primera vez que me ocurría. La primera vez que intenté ir a Siria y Jordania, también lo suspendieron dos semanas antes de irnos, porque la zona se inestabilizó y acabamos viajando a Marruecos. Por suerte, un par de años después, hice realidad mi sueño de conocer Siria y Jordania.
Como creo que siempre hay que mirar el lado positivo de las situaciones, empezamos a mirar destinos. Nada parecía encajar. Mis amigos Rosi y Sergi decidieron ir a Jordania y Estela y yo en dos días, decidimos irnos a Uzbekistán. Aún recuerdo las caras de mis amigos/as cuando se lo comenté. Nadie sabía dónde estaba y qué tipo de país era. Todo lo que termina en "stan" suena a peligroso.
Nos decidimos tan rápido que apenas tuvimos tiempo de preparar el viaje. Encontré sólo una guía de viaje, de las que no me gusta porque tiene poco texto y muchas fotos y ésa fue la que me compré. Casi no pude a leer nada, pero la ilusión de volver a viajar a un país asiático, me llenaba de alegría.
Viajar me encanta, pero Europa, ni me entusiasma, ni me fascina, ni me sorprende y los cuatro años anteriores había estado viajando por Croacia, Servia, Eslovenia, Laponia, Finlandia, Noruega, Suecia, Alemania y Polonia. Así que, mi corazón latía con fuerza a la espera de la partida.
Y este maravilloso viaje inesperado, me llevó a partir desde Barcelona. Un año más, tendría la oportunidad de abrazar a mis queridos amigos/as catalanes y compartir con ellos algunos días.
La tristeza del viaje suspendido, dio paso a la alegría del reencuentro con amigos y al viaje a la mítica ruta de la seda.
Desde el minuto uno los uzbekos/as de este país, atraparon mi corazón. Todos los rincones visitados han sido geniales, cultura, arte, tradición, historia... pero yo me quedo, sobre todo, con las maravillosas personas que conforman este joven país.
A cada paso que daba, a cada rincón que miraba, allí estaban ellos/as con esas sonrisas, esas miradas y sus ganas de compartir.
Ya la primera tarde en la capital, Taskent, se acercó una bella mujer que caminaba junto a nosotros con su familia y me pidió que me hiciera una foto con su familia.
Para alguien como yo, que siente pasión por los retratos de las personas de otros países, fue muy emocionante. Ya había tenido experiencias como éstas cuando estuve en Turquía y en la India.
Y claro que acepté encantada. Poco imaginaba entonces, que ese hecho se fuera a convertir en una constante a lo largo de todo el viaje. A mi vuelta, entre risas, les comento a mis amigos/as que he sido más fotografiada yo, que fotos les he hecho a ellos/as.
Me ha fascinado la complicidad abierta que muestran, su cercanía, su amabilidad y las ganas de conocer, de agradar, su cariño...
Muchos momentos vividos y sentidos junto a ellos/as que han llenado mi alma y mi corazón de una intensa felicidad que me acompañará siempre:
-La timidez de los niños más pequeños,
-Las risas de los abuelos/as encantados de dejarse fotografiar y ver luego entre risas, las fotos en la cámara,
-Los más jóvenes intentando robarme una foto y que al descubrir que a mí no me importaba, se atrevían a pedirme posar con ellos, mientras que sus amigos inmortalizaban el momento.
Aún me pregunto ¿qué le motivó a esta abuela que iba acompañada de su familia en la plaza del Registán en Samarcanda, a acercarse y darme espontáneamente un beso?. Fue maravilloso sentir ese cariño.
No tengo palabras para mostrar mi alegría y felicidad a este maravilloso pueblo uzbeko.
Un país que recomiendo mucho ir ahora, cuando aún sus gentes son auténticas, amables y espontáneas, no maleadas por el turismo.
Dar las gracias a todos ellos/as, a mis amigos/as, a los compañeros/as que he conocido en el viaje: Nuria, Pepe, Rosa... y a mi querida amiga Estela, por hacer de estos días, un disfrute constante lleno de placer y cariño.
...continuará...
1 comentarios:
Te agradezco que me hayas dado más claves sobre lo que tengo que admirar allí y sacar más jugo a mí viaje. Un abrazote desde Ávila
Publicar un comentario